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¿Y qué le puede regalar la humanidad al planeta este 2025?
Regalos de ahora para un futuro habitable

de ida y vuelta

Hacia un futuro sostenible: ¿cuándo y cómo?

Estas Navidades cambiamos el paradigma: regalamos al planeta acciones concretas para un futuro sostenible . Desde pequeñas acciones personales como reutilizar, reducir plásticos y escoger una alimentación más responsable, hasta cambios legislativos como prohibir vuelos privados y grabar las grandes fortunas, está en nuestras manos evitar un colapso y construir un futuro justo y habitable.

Temps de lectura 9 min

La Navidad es sinónimo de regalos y compartir. Pero, en medio del consumismo y las prisas de estas fechas, quizás vale la pena plantearnos una pregunta diferente: ¿y nosotros, como humanidad, qué podemos regalarle a nuestro planeta? Sin afán de deprimir a nadie, recordemos que 2024 ha sido un año de récords de calor, deforestación y crisis ambiental. Pero si cada uno de nosotros adopta pequeños gestos y exigimos con contundencia acciones legislativas más ambiciosas, podríamos hacer que el 2025 empezara con algo más de esperanza para nuestro maltratado planeta, o al menos podríamos alejar y encarar de una mejor manera el tan temido colapso.

¿Y qué podemos regalar nosotros como pequeños individuos frente a la dimensión del desastre?

Pues podríamos empezar por el ya conocido reducir, reutilizar, reciclar.

 

Apostar por la economía circular

Reutilizar y reparar productos antes de comprar otros nuevos ayuda a reducir residuos. Por ejemplo, podemos reparar la ropa con pequeños arreglos o dar una segunda vida a objetos viejos pintándolos o adaptándolos a nuevos usos. También podemos participar en mercados de intercambio o adquirir productos de segunda mano. Este tipo de acciones a lo largo del año contribuyen a reducir la demanda de nuevos recursos.

 

Reducir el consumo energético

Encender menos luces, utilizar electrodomésticos eficientes o desconectar aparatos cuando no los utilicemos son acciones sencillas con un gran impacto. Reducir nuestro consumo energético no sólo disminuye emisiones de CO₂, sino que también ahorra recursos y dinero, favoreciendo un modelo más sostenible.

 

Escoger una alimentación más sostenible

Comprar alimentos de proximidad, como frutas y verduras de temporada, reduce la huella de carbono asociada al transporte y producción intensiva. Por ejemplo, podemos visitar mercados locales o unirnos a una cooperativa agroecológica. También, reducir el consumo de carne —optar por platos vegetarianos o veganos un par de veces a la semana— puede tener un gran impacto ambiental.

 

Reducir el uso de plásticos

Podemos empezar por acciones sencillas, como llevar siempre una botella reutilizable, evitar las bolsas de plástico a la hora de comprar o utilizar fiambreras en lugar de papel de aluminio. Además, participar en limpiezas colectivas de playas o entornos naturales es una forma activa de reducir el plástico en el medio ambiente.

Acciones legislativas y colectivas

¿Pero y qué podríamos hacer con las empresas o personas que contaminan a gran escala y que un cambio legislativo sí supondría un gran impacto?

 

Impulsar grandes proyectos de reforestación

Los gobiernos podrían priorizar inversiones en la reforestación y restauración de ecosistemas degradados. Cada árbol plantado contribuye a absorber CO₂ y mejorar la biodiversidad, convirtiendo estas iniciativas en una herramienta clave contra el calentamiento global.

 

Prohibir los vuelos privados y viajes espaciales de lujo

Los jets privados y los viajes espaciales recreativos tienen un impacto ambiental desmedido y benefician sólo a una minoría privilegiada. Prohibir estos vuelos enviaría un mensaje claro: los privilegios de varios no pueden contaminar el planeta de todos. Los recursos destinados a estos lujos podrían ser redirigidos a iniciativas sostenibles.

 

Fiscalización climática: multas ejemplares por proteger el planeta

Una medida esencial para combatir el cambio climático es implementar una estricta fiscalización sobre las empresas que incumplen las normativas ambientales. Esta política debería incluir multas severas y, en los casos más graves, responsabilidad penal.

 

Limitar las grandes fortunas y hacer que los ricos paguen más impuestos

Como bien decía el historiador holandés Rutger Bregman » tasas, tasas, tasas «.

 

Y aquí estaría la clave de todo, imponer un tope a las fortunas y aumentar la presión fiscal hasta el tramo máximo de impuestos del 90% sobre los más ricos podría generar recursos esenciales para combatir el cambio climático y financiar proyectos de energías limpias, reforestación o investigación científica para revertir los efectos del cambio climático.

 

Un futuro inevitable: de nosotros depende cómo lo vivimos

Las acciones que se plantean en este artículo son propuestas que llevan años en conocimiento de todas y todos nosotros como; apostar por la economía circular, adoptar una alimentación más sostenible o reducir el uso de plásticos, porque ahora son opcionales, pero según dice la comunidad científica, como sabéis, dejarán de serlo, convirtiéndose pues en necesidades inevitables si queremos que la vida en el planeta continúe con unas mínimas condiciones de habitabilidad. La cuestión no es si se implantarán, sino cuándo y cómo.

Si esperamos que el sistema colapse por inercia —ya sea por el agotamiento de los recursos naturales, la inestabilidad climática o las desigualdades sociales insostenibles—, estos cambios llegarán de forma abrupta y dolorosa. Pero todavía estamos a tiempo de actuar de forma consciente y organizada. Si nos implicamos voluntariamente, podemos hacer que esta transición sea lo más ordenada posible y equilibrada. Adoptar estas medidas de forma proactiva nos permite diseñar un futuro en el que los cambios sean justos y adaptados a las necesidades de todas las personas, en lugar de ser impuestos por la urgencia de un sistema colapsado.

Así que, ¿qué os parece?, ¿le regalamos al planeta un año más consciente y construimos un futuro con responsabilidad?

El reto es mayúsculo, pero también lo es la oportunidad.